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Dieta mediterránea contra enfermedades cardiovasculares

9 febrero 2015

Una de las principales conclusiones del mayor estudio realizado sobre la dieta mediterránea, el PREDIMED (PREvención DIeta MEDiterránea), tras de monitorizar durante una media de 5 años a diferentes grupos de estudio, fue que una Dieta Mediterránea suplementada con frutos secos (como almendras, avellanas y nueces) y aceite de oliva virgen extra, puede reducir hasta en un 30% la posibilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares graves.

¿Qué son las enfermedades cardiovasculares?

Son la principal causa de muerte en todo el mundo y afectan por igual a ambos sexos. Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son aquellas relacionadas con el corazón y los vasos sanguíneos:

  • * La cardiopatía coronaria: enfermedad de los vasos sanguíneos que irrigan el músculo cardíaco.
  • * Las enfermedades cerebrovasculares, que afectan a los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro.
  • * Las arteriopatías periféricas afectan a los vasos sanguíneos que irrigan los miembros superiores e inferiores.
  • * La cardiopatía reumática: lesiones del miocardio y de las válvulas cardíacas debidas a la fiebre reumática.
  • * Las cardiopatías congénitas son aquellas malformaciones del corazón presentes desde el nacimiento.
  • * Las trombosis venosas profundas y embolias pulmonares: coágulos de sangre (trombos) en las venas de las piernas, que pueden desprenderse (émbolos) y alojarse en los vasos del corazón y los pulmones.
  • * También los ataques al corazón y los accidentes vasculares cerebrales (AVC) suelen ser fenómenos agudos que se deben sobre todo a obstrucciones que impiden que la sangre fluya hacia el corazón o el cerebro.


¿Cómo combatir las enfermedades cardiovasculares?  

La mayoría de ECV pueden prevenirse combatiendo hábitos y factores de riesgo como el tabaco, una mala alimentación, la inactividad física, la obesidad o la hipertensión arterial.

Los resultados del estudio PREDIMED demuestran que una dieta mediterránea (con aceite de oliva virgen extra y frutos secos) reduce substancialmente hasta un 30% el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

En el estudio participaron un total de 7.500 personas mayores de 55 años. Todos los participantes tenían un alto riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular pero nunca habían tenido en su historial ningún tipo de accidente cardiovascular previo. Aleatoriamente, a los participantes se les hizo seguir tres dietas: dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva (1 litro a la semana), dieta mediterránea complementada con una mezcla de frutos secos (30 gr al día de nueces y almendras) y otra dieta baja en grasas. Los participantes también recibieron sesiones educativas sobre su dieta y, dependiendo del grupo, provisiones gratuitas de aceite virgen de oliva extra o mezclas de frutos secos (almendras, avellanas y nueces).

Durante una media de 5 años de seguimiento, 288 participantes sufrieron una patología cardiovascular grave. En el caso de los que siguieron la dieta mediterránea con aceite de oliva fueron 96 casos, para los que siguieron la dieta mediterránea con frutos secos mezclados fueron 83 casos mientras que esta cantidad ascendió a 109 casos entre aquellos que habían seguido la dieta baja en grasas. Es decir, que el riesgo cardiovascular se redujo en un 30% para los que habían consumido un suplemento de frutos secos y en un 28% para los que habían consumido aceite de oliva virgen extra.

Estos resultados fueron publicados en 2013 en la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine.

La dieta mediterránea, Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO

La dieta mediterránea es uno de nuestros bienes más preciados. En 2010 la UNESCO la incluyó en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial por ser una dieta con valor para la salud a nivel internacional.

La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de aceite de oliva, verduras, cereales frutas y frutos secos, una buena ingesta de pescado y aves de corral con pequeñas dosis de vino. En cambio, recomienda un bajo consumo de productos lácteos y limitar las carnes rojas y procesadas y los dulces.

Así pues, los beneficios de la dieta mediterránea podrían explicar por qué la incidencia de mortalidad cardiovascular es más baja en países mediterráneos en comparación de otros países del norte de Europa o de Estados Unidos y los países del Este.

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